27 de febrero de 2012

La religión en la distopía
En caso de que llegáramos al límite de nuestros recursos, probablemente habrá una nueva demanda de Dios. Si el crecimiento económico se detiene, no sólo crecerá la pobreza. A medida que nos veamos obligados a competir ferozmente por la producción económica, las normas éticas de la religión serán útiles para ayudar a dar cohesión a las sociedades. Es posible que Dios sea invocado para proporcionar un discurso sobrenatural, un bálsamo que reconcilie a la humanidad con un destino que ya no puede mejorar; o quizás que nos ayude en el combate a medida que el acceso a los recursos se convierta en una lucha en la que unos habrán de perder para que ganen otros. 
Para muchos habitantes de este futuro distópico valdría la pena pagar el precio de la fe y hacer cualquier sacrificio que la religión exigiera a cambio.
Todo tiene un precio
Eduardo Porter 

Yo añadiría como una posible religión algún sistema político fuertemente restrictivo en las libertades. Creo que en Europa antes que un resurgir religioso, optaríamos por algún experimento de ingeniería social. Mucha gente prácticamente implora poder pagar con su libertad individual el precio de este tipo alternativo de religión.

Por cierto, este libro me está pareciendo pesado, pero interesante. Es de agradecer un libro económico, que no te pretende convencer de nada. Simplemente analiza el comportamiento humano desde la lógica de los intercambios comerciales, que no son simplemente monetarios.

No hay comentarios: